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Instalación

La pintura no es fácil de mirar, su quietud es un espacio para la reflexión. La pintura propicia una inmersión a un estado interior, con un ritmo y tiempos propios. La instalación busca despertar una experiencia estética en el espectador, que acontece al movimiento de la pintura, apenas percetible. Una transición entre puntos, un solapamiento entre colores, que se mezclan y separan. Conversación interna, entre presencia y vacios de color. Y un camino por recorrer. Colores que siguen su ritmo, su propio itinerario fisico impuesto por la corriente. Viaje determinado por su naturaleza, que no se altera, siguiendo su propia deriva. Como una resonancia de la propia transformación de la materia, de nuestros cuerpos  o entidades. Mutando de apariencia, evolucionando.

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Y el color se hace luz. Y ágil, de manera sutil, es la luz la que se abre paso sobre  capas de telas superpuestas. Atravesando la urdimbre y abriendose paso. La fisicidad del color se sublima, y ya liviano, se despliega construyendo un nuevo espacio.

 

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